El Homenaje al Ausente congrega en la Casa Palacio a decenas de vecinos que se marcharon del pueblo
Si hay una cita especial en las Feria y Fiestas de Mengíbar en honor de Santa María Magdalena en el que la emoción y los recuerdos sean protagonistas indiscutibles, este es el Homenaje al Ausente. Numerosos hijos mengibareños que tuvieron que salir de casa por diversas circunstancias volvieron a reencontrarse en esta ocasión, en las caballerizas de la Casa Palacio, recientemente adquirida por el Ayuntamiento.
Recibidos por concejales del equipo de Gobierno encabezados por el edil delegado de Festejos, Sergio Bolívar López; el cronista oficial e hijo predilecto mengibareño, Sebastián Barahona Vallecillo; el pregonero de las fiestas 2018, Francisco Valdivia, y la hermana mayor de la Cofradía de La Malena, Mariana Chica del Moral, los “ausentes” se hicieron presentes en un acto repleto de abrazos y de recuerdos.
Bolívar dio la bienvenida a los mengibareños que viven el resto del año fuera de su pueblo y que buscan hueco para acudir a este encuentro anual. Después, tomó la palabra la representante de la hermandad de la patrona, que incluso se atrevió a cantar una sevillana en honor de La Malena, recibiendo por ello un hondo aplauso.
Después, se dirigió al público el pregonero de las fiestas de este año, Francisco Valdivia, que evocó tiempos pasados que fueron rememorados por muchos de los “ausentes” presentes. Asimismo, agradeció el cariño recibido en las celebraciones locales.
Y, como es ya tradición, el “plato fuerte” del encuentro volvió a ser la conferencia de Sebastián Barahona Vallecillo. En su revisión anual del pasado a propósito del Homenaje al Ausente, el cronista oficial de Mengíbar e Hijo Predilecto de la Villa ahondó en esta ocasión “un tema sobre siglo XVI que tiene vigencia en nuestros días”, titulada “Mengíbar pierde la jurisdicción ordinaria entre 1672 y 1699 y fue gobernada por corregidores”. “El Homenaje al Ausente es uno de los actos más bonitos que tiene la Feria de Mengíbar”, subrayó Sergio Bolívar.
Finalizado el acto institucional, los asistentes se inmortalizaron en una fotografía en la Plaza de la Constitución y fueron al salón para comer juntos. Durante el almuerzo, numerosos mengibareños emigrantes compartieron recuerdos de sus años en el pueblo. Todos lo hicieron con visible emoción y con una promesa: volver a “casa” siempre que puedan.
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